Alcoy renueva la ilusión por los Magos de Oriente
Una noche mágica. Así ha vivido Alcoy el atardecer de este cinco de enero en el que una vez más, y ya van 132 años, han venido a la ciudad los Reyes Magos de Oriente para traernos su ilusión y su mensaje de esperanza.
La Cabalgata ha comenzado a las seis de la tarde en la zona alta de El Camí y en la misma han tomado parte cerca de 2.000 personas en un desfile en el que no ha faltado la música tradicional, los bailes populares, el Embajador Real o centenares de antorcheros que han iluminado el camino a Sus Majestades. Los tres monarcas han recorrido la calle San Nicolás hasta llegar a la Plaza de España y allí, pasadas las 20:30h, ha tenido lugar la Adoración a la Sagrada Familia en la que Melchor, Gaspar y Baltasar han descendido de sus dromedarios para acercarse al centro de La Bandeja. A los sones de las campanas de la iglesia de Santa María y el ‘Aleluya’ de Haendel han recorrido solemnemente el breve trayecto hasta el portal instalado en el centro mientras se disparaba un vistoso castillo de fuegos artificiales.
Tras este momento tan especial más de 400 pajes, conocidos como Els Negrets, han subido apresurados pos sus escaleras rojas por todo el trayecto para repartir los regalos por los balcones a cada domicilio. Es una imagen única e irrepetible que hacen que Alcoy sea la verdadera ciudad de la Navidad.
La 132 Cabalgata ha continuado después por San Lorenzo, País Valencià, Cervantes y Alzamora hasta concluir ante el templo de San Roque. Los Reyes Magos han estado estado acompañados por la Peña Fontilles, la Escudería Pistón y la Filà Llana, junto a las bandas de la ciudad y grupos de música, y han recibido un año más el cariño y afecto de toda la ciudad; especialmente de los más pequeños.
El designado por Escudería Pistón tuvo un comportamiento despreciable, desagradable y carente de sensibilidad. En San Nicolás, dos mujeres (entradas en años y en carnes) se acercaron a hombros de dos valientes al Rey Mago. Éste agarró una de las manos de una de ellas y vociferando, a gritos, indicaba a los pajes que se detuvieran para agasajar a la susodicha: «¡Pareu, pareu! ¡Que pareu!». Cuando por fin se hizo la correspondiente parada para besar a los niños, este sujeto con cara de enfado por no haber podido hacer la «gracieta» a la chica, haciendo caso omiso a los niños se retorció hasta besar a la mujer. Una vez logrado esto volvió a gritar a sus pajes «tireu, tireu». Cuando a una persona se le encarga que encarne a un personaje tan importante para los niños, lo mínimo que debe tener es sensibilidad hacia ellos y olvidarse de las hormonas y la testosterona y dejarla para el pub. Su malas formas y feo gesto dejaron boquiabiertos a pequeños y grandes viendo como el que hacía de rey estaba más empeñado en besuquear a la adultísima «maroma» despreciando a los niños. Mal el Ayuntamiento por no seleccionar mejor a las personas y mal a la Escudería y su designado por confundir el Rey Mago con el Capità Moro. Que alguien tome nota.