¿Qué decisión tomará Pedro Sánchez?

Artículo de opinión de Eduardo Tormo, concejal del PP en Alcoy

Ya han pasado las entrañables fiestas navideñas, y tal como ocurre después de las vacaciones de verano, es una vuelta a la realidad, a la cruda realidad. Y es que nos encontramos ante un panorama político inusual y desconocido hasta ahora.

La gobernabilidad de España se plantea mas complicada que nunca. Y como ya viene siendo habitual, el sentido de responsabilidad y de Estado del PSOE, una vez más, está en entredicho. Los vaivenes, los devaneos, con los populistas para tocar el poder municipal o autonómico en la totalidad del territorio nacional, les ha pasado factura electoral en estas ultimas generales. Los socialistas siguen instalados en el debate, en muchas ocasiones egoísta, alentado por los intereses individuales. Así que no saben sí apoyar a los populistas que se comen por la base sus expectativas electorales o sí favorecen la gobernabilidad de los populares como tanto les insiste Rivera. Y mientras tanto algunos barones socialistas se frotán las manos viendo caer al desventurado Pedro Sánchez.

Tengo que reconocer que el todavía secretario de los de Ferraz tienen un papelón. Es sin duda, el político nacional con la situación mas comprometida y su supervivencia realmente pende de un hilo. Cierto es que Sánchez aún tiene posibilidades de salir victorioso de esta.

Lástima que apenas queden políticos estadistas con gran sentido de la responsabilidad. Cuanto se añoran los Suárez, Carrillo, González, Fraga…

Imaginemos el comportamiento del gran patrón socialista de la moderna política española en esta situación, estoy convencido que Felipe González en el momento actual de Sánchez, bien hubiera dimitido el mismo 20D o bien hubiera jugado por asegurar la unidad de España y la gobernabilidad del país. En este contexto, el hábil González en plenas navidades se habría encargado de lanzar varios globos sondas para preparar, para facilitar, un pacto con el PP. Lo vendería como un tema de Estado, acuérdense del viraje que dio con la entrada de España en la OTAN. Habría puesto contra las cuerdas, entre turrones, mazapanes y roscones, a los dirigentes del PP. Le habría puesto todo tipo de condicionantes, obligando al resto de fuerzas políticas a bajar a la arena y a abandonar la barrera en la que tan cómodos se sitúan

Porque no se engañen no le hubiera quedado otra. La presidenta de Andalucía con una gran bolsa de diputados socialistas afines, se encuentra relajada con esta situación, tiene por una parte 4 años de poder autonómico asegurado. No va a consentir que se pacte con los populistas que ponen en entredicho la unidad nacional, no olvidemos que el votante andaluz es muy español. Y además sabe que no es su momento porque los resultados nacionales del PSOE son vertiginosamente malos. Es momento de dejar caer a Sánchez y con toda una legislatura por delante reconstruir el PSOE y prepararlo bajo su liderazgo para gobernar España en 2020. Por eso Susana apuesta por unas nuevas elecciones que previsiblemente dejarían a Sánchez a los pies de los Leones. González no lo consentiría, para pactar con el PP no le haría falta el apoyo de todos los barones o lo que es lo mismo de sus diputados territoriales. Le serviría para dar un golpe de timón en las filas de su partido. Y de paso podría arrinconar a los podemitas restándoles todo el poder territorial posible, ¿Cómo? Fácil en un pacto global con el PP, piensen por ejemplo en las alcaldías de Madrid o de Valencia.

Una solución a la portuguesa se antoja cuanto menos muy complicada porque la suma de números no es parecida en absoluto. Es complicado ver acuerdos medianamente coherentes y con objetivos de beneficios para la mayoría de españolas y españoles entre ERC, PSOE, Podemos, Bildu, etc. hasta 7, 8, 9 partidos….

La tercera vía son unas elecciones, ¿creen tal como están los números que González apostaría por nuevas elecciones?

Pedro Sánchez debe recoger el mensaje de las urnas, que no es otro que propiciar los pactos y no cerrarse a ninguna opción.

Tiene que elegir por una opción de moderación, de estabilidad y de Estado con todos los peros y condiciones que quiera y que las otras partes le admitan y de paso sobrevivir políticamente reafirmando su poder en el PSOE. U optar por su defunción política y la de su partido, bien con un pacto con el populismo e independentistas o bien con unas nuevas elecciones que se presentan, a priori, nefastas para los socialistas. ¿Qué elegirá Sánchez?.

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