El 59.675 no es el “Gordo de Navidad”, sino un problema muy gordo

Artículo de opinión de Jorge Sedano, concejal no adscrito

Zumban humo los titulares en los medios: “LA PÉRDIDA DE POBLACIÓN ENCIENDE LAS ALARMAS ENTRE POLÍTICOS Y AGENTES SOCIALES” –YA SOMOS MENOS DE 60.000 HABITANTES EN ALCOY-. Y siguen las noticias: “Alcoy baja por primera vez desde hace 46 años de los 60.000 habitantes. En 2012 Alcoy perdió 732 habitantes y en 2013 perdió 430 habitantes más. El Instituto Valenciano de Estadística prevé una caída en 2018 hasta los 58.000 habitantes-. Actualmente somos 59.675 alcoyanos”.

¡Ojalá fuera un mal sueño o una noticia sensacionalista! Pero, no lo es. Son datos crudos y reales que nos afectan a todos directamente y que nos devuelven a la población del Alcoy de los años 60, pero con una pirámide de población muy distinta, es decir, una población mucho mas envejecida. Tenemos menos jóvenes, pero además, se marchan de Alcoy más los más preparados, lo cual es más grave todavía.

La reacción política más fácil, irracional e instintiva: echar, absolutamente, toda la culpa al Alcalde y al Gobierno, es decir, lo de siempre. Pero esta respuesta, no es la que toca en estos momentos tan difíciles, porque sería una respuesta simplista y políticamente insensata ante un problema complejo, estructural y muy grave. Sinceramente, hace mucho tiempo que estoy tremendamente preocupado por lo que ocurre en nuestra ciudad y por tanto no voy a caer en la simplicidad, la descalificación y la demagogia. ¡Con las cosas de comer no se juega!, y este es un problema grave al que hay que abordar con rigor.

Pero, obviamente, quiero y considero que tengo la obligación de realizar una reflexión en voz alta: Lo que toca ante estos datos demoledores es dejarnos de paños calientes y hablar claro. Urge ya, dejarse de milongas y más “planes estratégicos” (que tenemos por un tubo) y sentarnos a trabajar juntos empresarios, políticos, agentes sociales, el entorno de la formación, y todo aquel que tenga algo que aportar, e incluso los medios de comunicación, para a bordar esta sangrante pérdida de habitantes y dinamismo en Alcoy. La caída en el número de habitantes es tan pronunciada como la rampa de una pista negra de ski.

Dar la vuelta a esta imparable y dramática inercia no es tarea fácil. Tendremos que hacer cosas distintas si queremos obtener resultados distintos. Pero además, tendremos que empezar a entender todos que el futuro se hace caminando hacia el progreso y no como los cangrejos. Tendremos que entender que es mejor arriesgarse como ciudad que morir poco a poco por una “sobredosis de letargo”. ¡Ojalá este horrible dato sirva para bajarnos a todos de la parra y para darnos un “revolcón” a nuestra henchida autoestima histórica de alcoyanía!. El futuro, generación a generación, hay que ganarlo y escribirlo aquí y ahora, y lo demás son chorradas. Hoy, es decir, ahora, más que trazar con claridad nuestro futuro, el futuro de Alcoy, estamos haciendo “garabatos” en la pizarra. ¡Eso es lo que hay! Y la ciudad agoniza, lenta e imparablemente..

Los escalofriantes datos nos avisan que Alcoy, nuestro querido Alcoy está subido en la camilla de un veloz celador que corre por los pasillos del “Virgen De Los Lirios” camino de la UCI gritando: -¡apártense es una urgencia!- Y algunos, lamentablemente, creen que esto se cura con un par de tiritas y unos años calientes…

Necesitamos un “Pacto de la Moncloa local” ya. ¡Pero ya!. Un pacto local serio y riguroso para afrontar el futuro. Un compromiso claro por todas las partes. Escuchar a todos sí, sin duda, pero sobretodo a los empresarios, a los comerciantes y a los autónomos, que son los que dan trabajo y generan riqueza. Aunar voluntades siempre que se pueda, pero mirando al futuro y no al pasado. Ya va siendo hora de que a algunos entiendan que no se puede decir “no a todo”. Alcoy, la historia de Alcoy es grande, ¡muy grande!, pero no por sus políticos sino por sus empresarios. Tiren de hemeroteca.

Hoy no quiero escuchar lo que dicen los políticos sobre estos datos, lo intuyo antes de leerlo en los medios. ¡Hoy no me apetece escucharme ni a mi…! Pero si quiero escuchar a los empresarios, a los comerciantes, a los que imparten formación a nuestros jóvenes, a los que tienen una idea de negocio, a los hombres que son capaces de ver más allá de la hoya.

Si alguien de ustedes me dice que los políticos “somos una calamidad”, no se preocupen, seguramente tienen parte de razón y además están en su derecho de desahogarse; me ponen a mí el primero en la lista. Pero después de desahogarse, empecemos a pensar que, entre todos, tenemos la obligación moral y material de calentarnos seriamente los cascos para que Alcoy empiece a recobrar habitantes, dinamismo y pulso cuanto antes.

El futuro de nuestros hijos y nuestros nietos depende de nuestras decisiones de hoy. Depende de las decisiones que seamos capaces de tomar entre todos en este momento. Y además, añado de mi puño y letra lo que muchos piensan y no se atreven a decir: Menos hablar de Festa y polémicas estériles, ¡que ya cansa!, menos trifulcas y sainetes políticos ¡que ya cansa! y centrémonos en lo que toca: trabajo, trabajo y trabajo.

La pérdida estructural de habitantes, no es sólo un problema cuantitativo que, obviamente, nos afecta gravemente a todos; es también un problema grave desde el punto de vista anímico, psicológico y cualitativo. Un problema que tiene cura. Pero, ¡cuidado!, estamos en la UCI y sólo se sale de la UCI cuando se acierta el diagnóstico, se aplican las medidas sanitarias oportunas y, por supuesto, ayuda mucho la voluntad de curarse por parte del paciente. No lo olvidemos, a casi nadie le interesa invertir en zonas deprimidas. A casi nadie. Y, quien diga lo contrario: miente… ¡Al loro!

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