La verdad de Guanyem Cocentaina (Parte I)

Artículo de opinión del contestano Aarón Albors, Licenciado en Derecho

“Los trapos sucios se lavan en casa”, este es un dicho que se repite mucho dentro de los partidos políticos. La pregunta para mí es: ¿Qué hacemos cuando el montón de trapos sucios es más grande que la casa? ¿Se puede seguir ocultando?

En el caso de Guanyem Cocentaina, en mi opinión, no se podía seguir ocultando, el estado de cosas era insostenible. Por eso en el comunicado de prensa titulado «EU ofega a Guanyem Cocentaina» los independientes hicimos pública nuestra renuncia a seguir perteneciendo a una formación que había perdido por completo su espíritu inicial. También quisimos en ese comunicado no entrar en detalles, por cortesía, pero sí manifestar que nuestra dimisión estaba motivada.

Mi perplejidad ha venido cuando el mismo grupo de personas que había acabado con la pluralidad en Guanyem nos acusa a los independientes de haber sido deshonestos y no haber intentado de forma interna resolver los problemas.

No me queda más remedio que exclamar ¿cómo que no lo intentamos? Claro que intentamos resolver los problemas, además tengo los documentos que justifican mis palabras, pues el día 18 de febrero de este año comuniqué a todos los miembros de la coalición, por escrito, mi malestar por las actuaciones de algunos miembros de Esquerra Unida y mi renuncia a seguir como portavoz de Guanyem.

Mi dimisión como portavoz se produjo cuando se hizo evidente, el 16 de febrero, que la vieja guardia de EU no quería como figura visible a nadie que no fuese íntimo de su formación, pues sólo se explica de esta forma que presentasen una propuesta de destitución en contra mía en base a motivos falsos. Y digo motivos falsos porque tuvieron la poca inteligencia de acusarme de hechos que habían quedado registrados, tanto en actas como en e-mails.

Las críticas que se realizaron a mi labor como portavoz se basan en afirmar, de forma categórica, que había actuado de forma egoísta al enviar un artículo a la revista El Comtat, sin haber consultado a la Asamblea, cuando demostré que consulté por e-mail si les parecía correcto el artículo. Consulta que se hizo por e-mail, exactamente igual que el resto de comunicados realizados por Guanyem Cocentaina; y lo más curioso es que esta crítica haya procedido de personas de EU, en los duros términos en que las hicieron, cuando ellos mismos contestaron a mi e-mail aprobando el artículo.

Al probar que sí tuvieron conocimiento del texto completo de ese artículo, alegaron que «no era un artículo para el Comtat», que no lo habrían aprobado de saber que estaba dirigido a ese medio de comunicación. Nuevamente probé documentalmente que informé de que el artículo era para la revista el Comtat.

Por supuesto, nunca hubo ninguna disculpa a pesar de haberme realizado acusaciones falsas y haber exigido mi cese.

Esquerra Unida buscaba colocar a un portavoz de los suyos, algo que consiguieron después de mi dimisión, al nombrar como portavoz a quien ya llevaba casi dos décadas en el Ayuntamiento, todo un acto de coherencia de una coalición que se decía «nueva y plural, que apuesta por el cambio».

También es cierto que no es de extrañar esta maniobra por el control de la portavocía, pues el 15 de enero fue la asamblea ciudadana quien me propuso a mí como portavoz, había asistido a todas las reuniones, era joven y estaba ilusionado con el proyecto. Fue entonces cuando un miembro de EU propuso como candidato a un compañero suyo de partido que no estaba tan siquiera presente en la reunión. Además ese otro portavoz comunicó que trabajaba, y que le sería muy difícil atender al teléfono. Es decir, aparte mía se nombró como portavoz a una persona, que si bien es cierto que en lo personal es muy agradable, objetivamente carecía de tiempo, motivo por el que nunca pudo atender a los medios de comunicación y acudió ocasionalmente a alguna reunión. ¿Cómo se puede explicar esto si no es por el afán de EU por tener su portavoz «de confianza»?

Y estos no han sido los únicos hechos. ¿Quién o quiénes han sido los deshonestos entonces?

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