Ultrajante demagogia

Artículo de opinión de Jorge Sedano, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Alcoy

“Yo no llegué hasta aquí para arrugarme ante una recua de violentos. Los “puta, puta”, las latas de cerveza y las monedas lanzadas, con más o menos puntería, son el precio que pago con gusto por poder decir que sigo siendo libre. Y que no tengo miedo…”

Son palabras textuales de mi compañera y Diputada Nacional por Ciudadanos Marta Martín a la salida del Congreso donde todos sabemos qué ocurrió, cómo se produjo y quién les alentó y felicitó. El “putas, putas” no era sólo para mi compañera Marta, iba dirigido a todas las diputadas que no piensan como los del griterío: “Por sus obras los conoceréis”.

Mi compañera Marta dice que no tiene miedo, y lo sé. Es necesario ser valiente para estar en política. Yo, como ella, tampoco he tenido miedo nunca. Pero algo está pasando en la política que nos debe preocupar a todos: la semilla del odio está aflorando en muchos jóvenes, y esto es difícil de entender. Jóvenes que, en su mayor parte, pertenecen a una generación que ha nacido y crecido entre “algodones políticos” (nuestra transición fue modélica) y sin embargo algunos echan espuma por la boca.

Oyendo su dialéctica, cualquiera pensaría que algunos estuvieron en el frente, sufrieron las penurias de la “puta” Guerra Civil e incluso, supuestamente, la bota de Franco, en primera persona, sobre su cuello. Esto es difícil de explicar, pero está ocurriendo. Y es digno de análisis como fenómeno social y merecedor de una profunda reflexión.

La semilla del “puto” odio está siendo perfectamente inoculada con políticas de laboratorio en una parte de nuestra juventud. Y esto no es bueno y, además, tiene consecuencias directas en una sociedad desnortada, sumergida en una lacerante crisis económica, de oportunidades, de valores, y con las principales instituciones desparramadas por el pasillo del hospital, justo al lado de la puerta de psiquiatría.

Defender y mantener la democracia y sus valores no es fácil y nunca ha sido gratis: que le pregunten al diputado socialista Eduardo Madina, porque a Miguel Angel Blanco ya no le podemos preguntar nada…

La demagogia puede ser gratis, siempre que se mantenga el respeto a los demás. Lo otro, la “puta” demagogia no debería salir gratis jamás y todos, como sociedad, deberíamos tener el coraje de denunciarla y plantarle cara. Marta, gracias por no tener miedo, cómo tampoco lo tienen el resto de diputadas; pero gracias, sobretodo, por decirlo en voz alta.

La altura de miras, y la imagen de entereza, coraje y saber estar del Diputado Socialista Madina frente a Rufián hace que muchos sigamos creyendo que nuestra democracia, con defectos, tics y vaivenes, ha sido, és y siempre será nuestra casa común, nuestro triunfo. Las nubes de  lágrimas, los chorros de sudor y el manantial de sangre inocente vertida por tantos españoles ha valido la pena. A ellos les debemos lo que somos y lo mucho que hemos conseguido. ¡Claro que ha valido la pena!

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