Alcoy cae en manos de las tropas árabes
Alcoy despide este lunes sus Fiestas de Moros y Cristianos en honor a San Jorge y lo hace con la escenificación de la batalla entre moros y cristianos, ocurrida en 1276, y que dio origen a estas celebraciones tras la intercesión milagrosa de San Jorge en auxilio de las tropas de la cruz.
A las 10 de la mañana el Estafeta Moro ha llegado a una abarrotada Plaza de España para portar a los Cristianos un mensaje en el que pedía a estos la rendición de la Villa de Alcoy. Tras el rechazo, el jinete ha emprendido una veloz carrera, fuertemente aplaudida por los presentes; de cara a dar cuenta de todo ello al Embajador Moro. Trompeteros y clarines han advertido de la llegada de Juan Javier Gisbert, el Embajador Moro, que con gran maestría dialéctica ha tratado de convencer al Capitán Cristiano y sus tropas de que había llegado el momento de entregarle la tan ansiada plaza. El Embajador Cristiano, Ricard Sanz, ha defendido las murallas alcoyanas desde el Castillo pero la falta de acuerdo ha dado paso a las armas y a la batalla de arcabucería en la que los festeros alcoyanos quemarán más de 3.000 kilos de pólvora durante esta última jornada de la trilogía.
Indicar que Juan Javier Gisbert ha vivido en este lunes 6 de mayo su última Embajada Mora ya que tras ocho años en el cargo dejará el mismo cuando pasen las Fiestas. Por este motivo el protagonista ha recibido una gran ovación del público al finalizar su intervención, un hecho que ha provocado que afloraran las lágrimas y las emociones del todavía Embajador Moro.
La mañana ha finalizado con la lucha cuerpo a cuerpo entre los cargos festeros y la victoria de las fuerzas mahometanas. Esta ha quedado puesta de manifiesto con el izado de la enseña de la media luna en lo alto del castillo que preside La Bandeja.