Muere el Franciscano contestano Benjamín Agulló Pascual
A los 90 años de edad y 74 de vida religiosa, ha fallecido el Padre Benjamín Agulló Pascual, franciscano, quien destacó por su intensa vida pastoral, pero también en el mundo de la cultura. Era un buen historiador y lingüista, biógrafo del primer catedrático de Lengua Valenciana que tuvo la Universidad de Valencia hace ya un siglo.
Benjamín Agulló era la santidad personificada, ejemplo de vida religiosa y en la Diócesis se le encomendó ser vicepostulador de las causas de los santos. Ocupó en la Orden Religiosa los más importantes cargos, residiendo buena parte de su tiempo en San Lorenzo, sede de la Provincia.
Nació en Cocentaina en 1930. Fue ordenado presbítero en 1952. En el Colegio de los Religiosos de Ontinyent trabajó como educador. Pasó luego a Carcaixent y San Lorenzo en Valencia. Ha sido Administrador provincial; Cronista y Archivero provincial; Vicario Provincial; Definidor Provincial; Guardián de San Lorenzo; y Ministro Provincial. En los últimos años, al cerrarse el convento de San Lorenzo, pasó al de Nuestra Señora de los Ángeles de Valencia situado en el barrio de Ruzafa. Era académico de número de la Real Academia de Cultura Valenciana.
Comenzó a tener problemas de salud hace unos años, pero aguantó bien. Siguió con su actividad, la propia y la que le encomendaban de fuera. Fue extremadamente culto, sabio y afable, y por franciscano humilde. Era confesor de órdenes religiosas femeninas, como las de las Hermanitas de Ancianos Desamparados a las que acudía a visitar con frecuencia.
Mantuvo su actividad hasta hace muy poco de manera intensa. Su celda fue siempre una biblioteca, llena de libros con los que vivía y dormía. Las nuevas tecnologías a las que se adaptó le permitieron redoblar sus contactos, sus comunicaciones, su trabajo. Conocía a la perfección toda la historia del franciscanismo en Valencia, sobre la que escribió y publicó mucho. Biografió a muchos religiosos de su Orden, como Fray Pedro Vives, misionero evangelizador en México en el siglo XVI. y escribió la historia del convento de Santo Espíritu en Gilet, donde hizo el Noviciado.
Y fue un experto en Lengua Valenciana, uno de sus grandes amores, siguiendo la estela del P. Lluis Fullana, también franciscano. Ambos tan seducidos por los hablares y fonéticas de nuestras comarcas, uno nacido en Cocentaina y el otro en Benimarfull. Valenciano hasta la médula, ejerció con tesón su otra vocación cultural patria. Todo ella sin dejar de lado la gran devoción que le profesó a lo largo de su vida a San Francisco y Santa Clara así como a los patronos de la Villa Condal; la Mare de Déu del Miracle y San Hipólito Mártir.
Su propia historia personal ha finado en el lugar donde comenzó su ejercicio religioso, el Convento Franciscano de Ontinyent, en su enfermería, donde mejor podía ser atendido y cuidado, a donde fue trasladado días antes de fallecer, todo un simbolismo que adornó el final y cierre de una vida aquí iniciada, lugar por el que sentía una gran estima.
Ha muerto «en opinión de santidad» y de cultura, de valencianía, un fraile que fue siempre sencillo y activo, se ha presentado ante el Señor con las alforjas llenas y los talentos fructificados. El 1 de febrero en el convento de Ontinyent, 11 horas, será su funeral, y luego enterrado en Valencia.