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Homenaje a las víctimas del caso Ardystil más de treinta años después
A principios de los noventa el Síndrome Ardystil conmocionó a estas comarcas y también a toda España, una grave afección pulmonar derivada de la inhalación de productos químicos que se empleaban en la industria de la aerografía textil. Murieron seis personas en 1992 y otras casi setenta enfermaron.
Han pasado más de tres décadas en las que hubo dolor por las víctimas mortales y un proceso judicial en 2003 que se saldó, por ejemplo, con la condena a prisión de la propietaria de Ardystil Juana Llácer o la declaración de la Generalitat Valenciana como responsable civil subsidiaria. Años más tarde, con Ximo Puig como presidente del Consell, el gobierno autonómico resolvió la concesión de subvenciones de carácter excepcional para las cerca de 70 trabajadoras afectadas por el citado síndrome Ardystil.
Las víctimas siempre han luchado para que aquellos hechos no caigan en el olvido y desde el sábado, tres décadas después de aquella tragedia, se exhibe en el Cementerio Municipal de Cocentaina un sencillo monumento en recuerdo de las propias víctimas. La iniciativa fue planteada en los Presupuestos Participativos del Ayuntamiento por los afectados pero no prosperó en las votaciones del proceso «pero al final el consistorio decidió seguir hacia adelante para que, todo lo que pasó, no caiga jamás en el olvido. Lo pensé mucho antes de presentar la idea pero al final me lancé y creo que este reconocimiento es merecido teniendo siempre presentes a quienes perdieron la vida«, explicaba Gemma Martínez, una de las personas que sufrió la llamada Síndrome Ardystil.
A la inauguración del monumento acudieron familiares, vecinos de la capital del Comtat y la Corporación Municipal encabezada por el alcalde Jordi Pla. Este último, al igual que la edil de Participación Ciudadana Marisa Abad, destacaban que Cocentaina tenía pendiente rendir un humilde homenaje a unas personas «que simplemente perdieron la vida por trabajar. Es un reconocimiento para poner en memoria lo que pasó y que sirva para recordarnos que algo así no puede volver a suceder«, significaron.
Con este monumento, en el que destaca una placa que hace memoria de lo ocurrido, se cierra un ciclo marcado por el dolor y la lucha cuyas cicatrices siguen ahí pese a que ya queda lejano aquel 1992. El paso del tiempo ayuda a avanzar hacia adelante y desde ahora el emblema habilitado en el Cementerio contestano contribuirá a mirar al pasado para no dejar de recordar.