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Cocentaina regresa a manos cristianas y pone fin a sus Fiestas
Las tropas cristianas, como manda la tradición, han vuelto a conquistar la Vila de Cocentaina tras imponerse a las tropas moras en una cruenta batalla de arcabucería que ha finalizado con la victoria de las fuerzas capitaneadas por Roger de Llúria. Este triunfo, bajo el amparo de San Hipólito y la Mare de Déu del Miracle, se ha materializado con el izado de la enseña de la cruz en lo alto del castillo de fiestas ubicado en la plaza de El Pla.
La tarde del día de ‘Els Trons’ ha arrancado a las seis y media de la tarde con la Estafeta Cristiana en la que el capitán ha pedido a los moros la rendición y entrega de la plaza de Cocentaina a los cristianos. Tras el rechazo, timbales y clarines han anunciado de nuevo el inicio de los parlamentos a través de una imponente Embajada declamada por David Pascual Bonet. No ha habido tampoco acuerdo mediante las palabras y, ante esta situación, se ha procedido a resolver la guerra a través de las armas «Xoqueu les armes contra la roca, alceu les banderes cristianes, salvem ja Cocentaina. Crideu a tot pulmó: Desperta Ferro, Desperta», pronunció enfurecido el Embajador.
Al fracasar el diálogo ha comenzado la lucha de arcabucería en la que los festeros de las dieceiseis filaes han terminado de quemar los más de quinientos quilos de pólvora que había previstos para el Alardo de este año. Los minutos finales del disparo han dado paso a la lucha con espadas y sables en mano por parte de losc cargos festeros de este año. Finalmente la historia se impuso, un año más, y las fuerzas de Jaume I se proclamaron vencedoras.
Una vez silenciados los arcabuces, el Monasterio de la Mare de Déu del Miracle acogió el acto de Acción de Gracias por las Fiestas recién terminadas ante la imagen de la patrona y de Sant Hipòlit. También se procedió al traspaso de cargos, unas responsabilidades que asumirán en 2019 las filaes Contestanos y Bereberes ‘Borts’ (capitanías) y Cruzados y Manta Roja (abanderados).
Los minutos finales de la trilogía festera incluyeron el retorno procesional de la imagen pequeña de San Hipólito, propiedad de la Filà Manta Roja, a la parroquia del Salvador. Allí en el templo, en pleno corazón del Raval, terminaron las Fiestas de Moros y Cristianos del 2018 con una breve oración a cargo del todavía párroco del mismo, Don Ramón Micó.