Tradición y fervor se fusionan en el Santo Entierro de Cocentaina
La procesión del Santo Entierro de Cocentaina dio comienzo ayer a las ocho y media de la tarde desde la parroquia de Santa María con la participación de la totalidad de las cofradías contestanas y la presencia de numerosos fieles así como cofrades.
La Cruz de San Cristóbal abrió la comitiva en la que destacó en primer lugar la imagen del propio San Cristóbal, una tradición única en la Villa Condal, que aglutina al gremio de los conductores. A continuación tomaron parte en el acto el paso de Jesús del Huerto, portando como novedad un olivo en las andas, el Cristo de la Columna perteneciente a los papeleros y el Ecce Homo que destaca por su vinculación al sector textil. Seguidamente recorrió las calles de Cocentaina el Nazareno, que reúne a los comerciantes, la Dolorosa que en su momento representó al gremio del calzado y el Crist dels Llauradors cuya talla es una de las más antiguas de la Semana Santa contestana. Por último procesionó el Cristo Yacente acompañado por la Archicofradía del Santísimo Sacramento.
La procesión volvió a contar con las singulares capelletes, corales que acompañan a los pasos, que interpretaron moetetes en honor a la Dolorosa y el Nazareno que en su día compuso Gustavo Pascual Falcó. Por su parte el Coro del Colegio San Francisco de Asís, dirigidos por Joaquín y Joan Palací, acompañó a Jesús del Huerto con la pieza creada este año por José Rafael Pascual Vilaplana y dedicada a la propia cofradía.
Señalar que como novedad todas las imágenes fueron expuestas al terminar la procesión en la plaza de la iglesia mientras en el interior se dio a besar el Lignum Crucis. Finalmente el párroco de El Salvador, Don Ramón Micó, acompañado del Guardián de los Franciscanos, Fray Fernando Fuertes, y del párroco de Santa María, Don Eduardo Rengel; dirigió una oración en los escalones del templo de Santa María que sirvió para poner el punto y final al Viernes Santo.