Un terremoto despierta a la comarca en el último domingo de julio
Buena parte de los municipios de las comarcas de l’Alcoià y el Comtat han notado al amanecer de este domingo 30 de julio que se estaba produciendo un terremoto en esta zona del interior de la provincia de Alicante. El Instituto Geográfico Nacional (IG) ha informado que el seísmo ha tenido como epicentro Banyeres de Mariola Sud, a dos kilómetros de profundidad y en torno a las 6:11h de la mañana, y ha registrado una magnitud de 3’7 grados.
El temblor se ha sentido especialmente en Banyeres de Mariola pero también en Alcoy, Castalla, Ibi, Onil e incluso Cocentaina o Muro. En el portal AVAMET algunos seguidores del mismo han afirmado que también se ha sentido notablemente el terremoto en municipios como Bocairent, Ontinyent o Elda. Afortunadamente no ha habido que lamentar ningún daño y este terremoto se suma a otros de menor intensidad que vienen produciéndose en la zona en las últimas semanas.
Los terremotos, algo común en Alcoy
En Alcoy, los temblores de tierra han estado presentes a lo largo de la historia. La ciudad es tierra de terremotos, pues se encuentra en el borde entre la placa tectónica euroasiática y la africana. Entre los más recientes, más allá del de este domingo, se encuentra el que tuvo lugar el pasado 3 de noviembre de 2020. Un temblor de magnitud 3,6 en la Escala de Richter con varias réplicas y epicentro en Relleu, que se dejó notar en buena parte del norte de la provincia de Alicante.
Posteriormente, pero también previamente, hay registrados otros movimientos sísmicos que han afectado a la ciudad. Precisamente, por este motivo, San Mauro es patrón de Alcoy. Está documentado que en 1620, concretamente el 2 de diciembre, un terremoto de magnitud VII-VIII causó importantes estragos en Alcoy. Según se cuenta en los escritos del cronista Carbonell, el terremoto provocó daños en la arquitectura religiosa: se partió la Iglesia Parroquial por la mitad; el monasterio de San Agustín perdió tres de las cuatro torres que rodeaban el recinto, se hundió el coro de su iglesia y murieron sepultadas siete personas, y el convento de San Francisco quedó inhabitable. Además, se hundieron varias casas y partes de la muralla, lo que causó la muerte de 22 personas.
A raíz de los hechos, los vecinos acordaron el 3 de diciembre de 1620 la elección de San Mauro mártir como patrono protector contra los terremotos.